UN MUNDO POCO CONOCIDO VIII

El coloniense Daniel Baldi, ex jugador de fútbol profesional, comparte su columna con TararirasHOY.


Daniel Baldi, jugó al fútbol en Uruguay, México e Italia. Actualmente es entrenador de fútbol y promueve la formación integral de los futbolistas en diversos proyectos. Escritor, tiene nueve libros publicados, entre ellos "La Botella F.C." y "Mi mundial", libro de oro 2010 y 2011.



Por Daniel Baldi

Recuerdo haber tenido una infancia alegre en Colonia, con amigos que mantengo hasta el día de hoy.
Con ellos, el objetivo de cada jornada se centraba en disfrutar al máximo. Para eso teníamos que utilizar la imaginación. Ese era el anhelo máximo, nuestro principal objetivo; tomábamos las bicicletas y salíamos en busca de aventuras.
¡Había que divertirse! Por suerte, hoy día mantengo la misma tesitura.
En mi humilde opinión, considero que son cada vez menos los jugadores que se divierten, y eso parte desde el baby fútbol.
Por costumbre, en este país, primero se construyen jugadores de fútbol y luego deportistas, un orden que no me parece el acertado. ¿Qué quiero decir con esto?, que lo primero que hacemos con un gurí es  mandarlo a que patee la pelota (casi por imposición), que intente meterla en el arco y, en lo posible, gané los partidos que le toqué jugar. Luego, si es bueno, ahí comenzaremos a ver si podemos perfeccionarlo, aunque, en la mayoría de los casos, los jugadores de fútbol uruguayos llegan a primera división, habiendo practicado únicamente este hermoso deporte.
El fútbol es muy lindo, pero es un deporte que estimula algunos pocos movimientos y áreas musculares, y el niño, si es que queremos educarlo en el deporte en general, debería estimularse de una manera mucho más completa. Qué lindo sería ver a los gurises insertos en programas deportivos, que comprendieran la practica de fútbol, bastquetbol, atletismo, tenis, natación, karate, handball, etc, etc, y recién ahí, luego de todo ese amplio abanico de posibilidades, tuviera la oportunidad de elegir cual de todas esas disciplinas que entrenó fue la que más les gustó.

Es un tema de ganas y orden, y no tanto de dinero.
Claro está, padre, que si se inclina para el handball, no podrá hacer los millones que, según su cabeza, hubiera hecho en el fútbol, ni tendría la fama que este hermoso deporte deposita en menos del uno por ciento de los cientos de miles de gurises que comienzan a practicar deporte en el baby fútbol uruguayo.
Pero sería feliz y se divertiría, jugaría, practicaría deporte, como aquel anhelo que teníamos día a día con mis amigos en Colonia.
Él,  y no usted, padre, habría elegido ese deporte luego de experimentar la satisfacción de practicar varios.
La experiencia en el fútbol me lleva a decir que aquellos futbolistas que practicaron otras disciplinas, luego, en el fútbol, logran un mejor desempeño. Forlán sostiene que el tenis le sirvió para el fútbol. El loco Abreu le reconoce al basquetball la ayuda en el salto y el movimiento de desmarque en el área, Juan Castillo le atribuye a la gimnasia la plasticidad en los movimientos. Y ni que hablar de los futbolistas europeos. Cuando me tocó estar allá, casi todos sabían jugar al basquetball, al tenis, al volleyball, y cuando íbamos a la pileta, todos nadaban correctamente algún estilo.
Acá la mayoría de los jugadores no saben nadar y vivimos en un país rodeado de agua.
Claro que, para lograr esto, necesitaríamos plazas de deportes sanas, con profesores a cargo y un incentivo para que el niño practicara deporte diariamente.
Educación física en escuelas y liceos, con los instrumentos básicos para las diferentes disciplinas deportivas.
Sin duda, logrando esto, tendríamos un país más deportivo, sano y con niños más felices.
¡Feliz día del niño!