Con los resultados que podían
fácilmente preverse, la reunión del Ministro Enzo Benech con los
representantes de las gremiales finalizó sin avance alguno desde el
punto de vista de los intereses de los productores de leche y de la
cadena láctea en general. El Secretario de Estado recibió a los
gremialistas, luego que el Presidente de la República negara una
segunda entrevista, respondiéndole a las organizaciones de
productores que los temas de la lechería deben tratarlos con el
Ministro del ramo.
El Presidente Vázquez recibió a poco
más de un mes a las gremiales. En aquel momento le entregaron un
documento con las aspiraciones para lograr puntos de apoyo básicos
para ensayar una recuperación del sector que soporta cuatro años de
profunda crisis, durante la cual, en algunos lapsos, se combinaron
adversidades climáticas con bajas de precios. Hoy el nivel de
endeudamiento supera el valor de la totalidad del rodeo lechero del
país.
Curiosamente, cuando está por terminar
el tercer gobierno autodenominado de izquierda, en el marco de la
crisis de la lechería uruguaya, se va instaurando un modelo
productivista fuertemente concentrador. La expulsión de la actividad
de los productores más débiles, los de escala familiar, e incluso
de tamaño medio con estructuras de costos más rígidas, va
cambiando rápidamente las que fueron características del entramado
social de la lechería durante décadas y que permitió, como base
social, el desarrollo de la misma.
Todo parece confluir a implantar ese
nuevo modelo, conforme a las reglas más frías del capitalismo,
desde el desdén oficial hasta la orientación de la investigación
en lechería que prioriza claramente estrategias de automatización
inalcanzables para los productores familiares.
El “portazo” que el Ministro Benech
dio ayer a los representantes de las gremiales, era algo esperado.
Ahora las gremiales se reunirán la semana próxima para estudiar los
pasos a dar. Ya la mayoría de ellas, a excepción de la Asociación
Nacional, habían manifestado su intención de movilizarse, esto
significa dar a conocer un comunicado a la opinión pública o
convocar una conferencia de prensa para dar a conocer lo que está
sucediendo en el sector, o realizar algún otro tipo de expresión de
protesta.
La Asociación Nacional, de posición
más contemporizadora con las posiciones del gobierno, no acompañó
esas intenciones. Sin embargo, luego del intercambio con Benech de
esta semana, parece haberse agotado el espacio para guardar silencio
con esperanza de conseguir algo.
Durante el ministerio de Tabaré
Aguerre, en el período de auge de precios de los lácteos y
crecimiento sostenido, el sector, principalmente la Asociación
Nacional, vivió un tierno idilio con el gobierno. Todo parecía
florecer en beneficios mutuos y hasta personales, para no entrar en
honduras.
Hoy el escenario es otro. El año va a
cerrar con más de dos mil millones de litros de producción. Una
cantidad muy razonable para las circunstancias; casi comparable con
la de los mejores años. Eso sí, los responsables de esa cifra son
fundamentalmente los grandes productores.
Van surgiendo a ritmo creciente los
cuestionamientos a la conducción del Inale, cuyo titular pareció
disfrutar de un estado edénico, más allá del bien y del mal,
durante los años de auge del sector. Hoy, de cara contra la
realidad, el balance de esta segunda presidencia del Instituto dice
categóricamente que no ha quedado nada positivo de parte del
representante político del gobierno para la lechería nacional. Su
tiempo parece haber terminado.
Fuente: TodoTambo.