La siguiente historia es una vivencia
de la Psic. Graciela Rodríguez la cual la Directora de la Escuela
Nº38 Mtra. María José Pagalday comentó al finalizar el acto de nombramiento de la misma:
(Dibujo de Lalo) |
Yo vivía en el campo y ONDA nos
traía gratis a la Escuela pero cuando pasabas al Liceo había que
pagar. Yo ya trabajaba en casa de familias pero era imposible poder
pagarme los boletos, nuestra situación familiar era de mucha pobreza
económica. En el año 1971 terminé sexto año y juntos con otros
compañeros compartimos la bandera, y a mi me tocó llevar un rato la
uruguaya. Yo estaba muy triste porque no había podido bailar el
Pericón y se me terminaba la posibilidad de seguir estudiando. Junto
con un hermano era la primera de muchas de las mujeres en mi familia
que llegaba tan lejos.
Mi maestra era Liliana Britos, del
otro sexto era el Maestro Perrú y “Lalo” el Director. Ya me
había marcado en tercero y cuarto año la maestra Blanca David, que
me pasó con sobresaliente, fortaleciendo mi autoestima y mostrándome
el camino. Finalizado el acto, cuando mi maestra nos llama, yo estaba
con mi madre, me entrega los cuadernos y me dice: “Blanca, tú vas
a ir al liceo?” “No”, le dije y me ahogué en un llanto. “No
puedo pagar el ómnibus, tengo que trabajar”. A lo que ella
respondió, “el estudio es lo único que te puede salvar”.
“Anótela”, le dijo a mi madre y se dirigió a mi, “En enero
vení a mi casa”. Cuando fui me dijo que hablaron con el maestro
Perrú, el Director “Lalo” y acordaron que me pagarían el abono
para viajar en el ómnibus. Fui al liceo hasta 3er año y en 1974 me
vine a Montevideo. Trabajé en casa de familia e hice hasta 6to pero
eran tiempos muy duros y por un conflicto con un docente no pude
finalizarlo. Retomé el liceo en 1994 e ingresé a la Facultad y en
2001 me recibí de Lic. en Psicología. Ese día la emoción fue muy
grande y me propuse buscar a la maestra Liliana. La encontré tres
años después y pude llevarle mi título. Sin dudas que esos cuatro
maestros, exigentes, firmes, comprometidos marcaron mi camino y
dejaron profundas huellas que forjaron mi persona. Este
reconocimiento también fortalece la importancia de recuperar la
historia de personas que construían colectivamente y sembraron
valores para poder vivir en una sociedad mas justa, equitativa para
seguir construyendo futuro. Estos niños y niñas de hoy tienen un
piso sólido para que el colectivo docente pueda seguir plantando
semillas de dignidad y libertad.
GRACIAS. GRACIAS “LALO”,
LILIANA, JORGE Y BLANCA... ¡FELICITACIONES A LA ESCUELA Y A LA
COMUNIDAD POR ESTA INICIATIVA!