Se cierra otra semana más sin que aparezca luz en el camino de CALCAR. La cooperativa láctea emblemática del suroeste del país se encuentra en una encrucijada y el menos deseado de los desenlaces cobra fuerza en la medida que transcurre el tiempo. El Secretario de la Presidencia de la República recibió en la Torre Ejecutiva a una delegación de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea FTIL.
La instancia fue calificada como positiva, desde que abre instancias de diálogo imprescindibles. En la misma se profundizó en la difícil situación financiera de la empresa, la necesidad de presentar alrededor de 200 puestos de trabajo, sustento de otras tantas familias de trabajadores principalmente de Carmelo y Tarariras, así como zonas aledañas. El colapso de CALCAR, como sucedió hace un tiempo con le sanducera PILI significaría un duro impacto negativo sobre esas sociedades del suroeste del país.
Sin embargo de esa instancia al nivel más elevado de las autoridades de gobierno, no arrojó posibilidades de soluciones que abran una senda de estabilidad a mediano plazo para CALCAR, sus trabajadores y sus productores remitentes.
Estos últimos, como es natural, buscan estabilidad y un horizonte de certidumbre para seguir adelante con el trabajo productivo; ya tienen los productores otros problemas como para cargar sobre sus espaldas un signo de interrogación referido a la viabilidad de la industria a la cual remiten.
CALCAR tiene créditos vigentes con el sistema financiero por unos 6 millones de dólares y créditos vencidos por unos 5 millones de dólares. El peso relativo de estos montos son significativos a la hora de medirlos en el contexto de la morosidad total de la cadena láctea nacional. Ante esta realidad, suponer un repunte a mediano plazo de CALCAR tiene una dosis importante de utopía: es considerada deudor irrecuperable, categoría cinco establecida por la Central de Riesgo del Banco Central.
Como sucede en prácticamente todos estos casos, el principal acreedor por lejos es el Banco de la República, por lo que, como ha sucedido en tantos casos, la deuda quizá resulte imposible de cobrar.
A nivel sindical seguramente habrá novedades en los próximos días, pues al no surgir soluciones es muy probable que el escenario cobre mayor gravedad. Según la época, los productores remitentes suman alrededor de 200, que buscarán en el peor de los casos otras industrias a las cuales remitir su materia prima.
Hace dos semanas los trabajadores accedieron a flexibilizar sus salarios, una decisión que fue revestida como preacuerdo y que evitó, en ese momento, el estallido de un conflicto laboral de gran magnitud que hubiera envuelto a toda la cadena láctea. De todas formas, aquello permitió ganar tiempo, pero no disminuyó tensiones.
La preocupación en Carmelo y Tarariras es grande.
Fuente: TodoTambo.