El último circuito escolar del
Proyecto “Ser Nativos” fue hacia el Cosmos: Taller de Astronomía.
La observación y conocimientos sobre
el Cosmos, es un tema que apasiona a la humanidad durante toda su
existencia.
Este taller nos demostró que en los
niños, apenas se propone el tema nace nuevamente esa pasión por
hacer el viaje al Cosmos mediante la observación hacia nuestro
Sistema Solar y el Universo.
Comenzamos en la Escuela 33, donde
Lucía de 6 años nos asombró su entender de conocimientos tan
complejos como los componentes físicos y químicos del Sol, al
explicar que era la energía radioactiva. Ella había mirado un
documental y absorbió de forma maravillosa lo explicado allí,
cultivando su interés por estos temas.
Después fue el turno de la Escuela 54,
donde en horas de clase se los instruyó sobre la observación y
componentes de la ciencia de la Astronomía, para que ellos tuvieran
herramientas al participar en la observación nocturna a través de
un telescopio semi profesional.
El equipo docente de esta escuela
recibiría a familiares y alumnos en la noche, pero la actividad no
terminaba allí... Planificaron una gran “pijamada” con los
alumnos que obtuvieran el permiso de los padres. Fue enorme el
entusiasmo porque para ellos es una aventura que nunca habían
realizado en la escuela.
A la hora acordada llegamos al centro
educativo, donde fuimos sorprendidos por una masiva concurrencia de
familiares y alumnos, estos últimos nos recibieron con la euforia
nacida de esta lindísima actividad.
Las nubes parecieron escucharlos y
fueron abandonando el cielo encapotado, mientras disfrutaban la
narración de una leyenda Charrúa muy antigua llamada “El abuelo
Berá”.
La noche estaba fresca, los niños
fueron saliendo del salón en par para deslumbrarse mirando la Luna,
llena de cráteres, mares, llanuras, agigantados por el telescopio.
Nahuel, quién impartió el taller, los iba instruyendo a medida que
ellos tenían preguntas.
Mientras esto sucedía, adentro de la
escuela se vivía un clima de puro festejo, cantos, juegos y risas
llenaban de hermosos sonidos toda la escuela.
Cuando los astronomitas amateurs
terminaron, llegó el turno a los adultos, que no por ser mayores les
impidió también deslumbrarse en la observación del Astro.
Luego se despidieron de sus pequeños,
mientras ellos cenaban la comida realizada por madres y docentes.
Con la pancita llena, continuaron
cantando con Noheli y Nahuel hasta que llegó la hora de dormir,
ellos acompañaron a las maestras y directora en los improvisados
cuartos-aulas.
En la Escuela 142 también realizamos
el taller. Fue muy lindo ver el entusiasmo a través de preguntas y
comentarios al respecto. Sentíamos que detrás de cada niño había
una familia y una gran docente que alimentaba ese interés y ansias
de aprender tan natural en los niños.
Pero al terminar nos esperaba una
hermosa y emotiva sorpresa.
Cada alumno nos obsequió una artesanía
hecha por sus propias manitos. A duras penas pudimos contener las
lágrimas porque en sus ojitos veíamos esa pureza y ese cariño tan
limpio y de entrega que sólo ellos pueden trasmitir.
¡Como no agradecer a la vida poder
vivir estos momentos!
A todas las maestras, directoras,
alumnos y familiares.
¡Muchas gracias!