(Verdurita, el payaso equilibrista) |
(El Payaso Bagadú, el embajador de la risa) |
(El Giro de la Muerte) |
(Obra teatral cómica) |
Claro Olguín, un hombre de 82 años, y con una vitalidad envidiable nos contó que su padre tenía circo y que él y sus once hermanos se criaron bajo la gran carpa. Luego llegaron y se unieron a la charla los hijos, Pablo y Emanuel Olguín, y dijeron que todo lo que ellos brindan en el circo es hecho con el mayor de los respetos hacia el público y que tratan de dar lo mejor. Consultados sobre la vida en un circo dijeron que ellos viven bien, con todas las comodidades. No les falta nada. Comen bien, descansan bien, tienen televisión por satélite, internet, etc. También comentaron estar a gusto con la vida del circo, los hermanos estuvieron de acuerdo en decir que no es difícil hacer la escuela 15 días en cada ciudad y que de esa manera tienen infinidad de compañeros de clase. Incluso Pablo, hizo la facultad de medicina un año, y abandonó los estudios porque extrañaba el circo. Emanuel por su parte dijo que le encanta conocer el Uruguay de punta a punta. Conocen rincones que hasta la propia gente del lugar no conoce; y eso es gracias al circo, pues de otra manera sería imposible conocer tantos lugares. El circo Moriáh, para en todos los poblados que encuentre, sin hacer diferencias si son grandes o chicos. Para dar un ejemplo de ello, luego de Tarariras siguen para Miguelete. Pues ellos quieren seguir difundiendo la cultura del circo uruguayo, el tradicional. Ellos son el único circo teatro o criollo del país. Así que a la hora de comparar entre circos grandes y circos más chicos, es como hacerlo entre un pequeño autoservicio y un gran supermercado como el Geant, donde es posible que la Coca Cola esté a un precio similar, pero el "circo" de la compra sea distinto.