(Opinión por Daniel Bianchi) |
Hace algunos días el Comité Técnico Consultivo que entiende
en el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual -que regulará
los contenidos y las formas del mensaje comercial- anunció que elevaría al Poder
Ejecutivo, para su consideración, un análisis conteniendo dieciséis sugerencias
a incluir en la iniciativa.
Las mismas establecen pautas, estrictas regulaciones y
prohibiciones para la publicidad. Pero, como todo lo que relaciona al actual
gobierno con los medios de prensa, las recomendaciones con seguridad van a desatar
una nueva polémica que, en la práctica, viene gestándose desde que se anunció
su implementación.
Por ejemplo, entre otras se incluye restringir la publicidad
durante el horario de protección al menor de productos no comercializables para
menores de 18 años, entre ellos las bebidas alcohólicas y los cigarrillos. Entendemos
conveniente la restricción respecto al alcohol, primera causa de adicción en
nuestro país -aunque, por otro lado, el propio gobierno promueve la
legalización de la marihuana en una actitud ciertamente incomprensible- pero en
cuanto a los segundos parece innecesaria, habida cuenta que toda forma de
publicidad, promoción y patrocinio de los productos de tabaco por los diversos
medios está prohibida desde el año 2008 por la Ley Nº 18.256 .
En lo que tiene que ver con las restricciones para los
menores de 14 años, la recomendación es prohibir el merchandising -entiéndase
por tal el conjunto de técnicas y prácticas comerciales que permiten presentar
el producto o servicio de una manera atractiva, entre ellas, la presentación, la
exhibición y otros, que permiten estimular la compra y, en consecuencia, aumentar
la rentabilidad- , la publicidad no tradicional y los infaltables
"chivos", esto es, un recurso de publicidad encubierta dentro de la
programación (en el ámbito de los medios denominados “publicidad no tradicional”
o PNT).
Pero las restricciones van aún más allá. La presencia de
menores de 13 años en los avisos sólo podrá tener lugar cuando su presencia sea
vista como “un elemento natural del ambiente representado, o necesario con el
fin de demostrar el uso de productos relacionados con ellos". Asimismo,
los niños menores de esa edad tampoco podrán “recomendar ni ofrecer testimonios
que respalden productos o servicios de cualquier naturaleza”. La única excepción
aceptada son las que publiciten instituciones de enseñanza, servicios de salud
o similares.
Algunas restricciones lidian con lo absurdo. Por ejemplo, las
muñecas y muñecos que son elementos distintivos en algunos programas infantiles,
no podrán aparecer en la publicidad de productos para niños y niñas, algo que
dista mucho de entenderse.
Las modificaciones han sido defendidas por el presidente del
INAU, Javier Salsamendi, para quien los cambios suponen “un avance
democrático”.
Pero nada hay más lejano. En efecto, uno de los más
importantes cambios es el que refiere precisamente al horario de protección al
menor, que se extenderá desde las 06.00 hasta las 22.00 hs. para todos los
canales de televisión abierta, incluyendo programas deportivos, periodísticos y
políticos. Y puede incluso ir más allá.
La nueva reglamentación impedirá transmitir "violencia excesiva, que se define
como la explícita utilizada de forma desmesurada o reiterada, que muestra
lesiones o muerte de personas". Además, prohibirá "la presentación de
conductas crueles o que abusen del sufrimiento, del pánico o que exhiban
cadáveres o resultados de crímenes en forma abierta y detallada".
Como ejemplo se recurrió al reciente caso del trabajador del
restaurant “La Pasiva”,
señalando que ese video "causó gran alarma pública, ya sea por la esencia
del mismo o por la cantidad de veces que se reprodujo". El gobierno afirma
que la medida “no apunta a decirle a los canales lo que pueden pasar y lo que
no, lo que pueden preguntar y lo que no, sino a decir que existe una ley
vigente, que habla de que aspectos vinculados a la discriminación, a la
violencia excesiva o a la pornografía en determinado horario, no pueden y no
deben ser exhibidos”.
Con todo, nótese un “pequeño” detalle: la protección al
menor incluirá a los informativos de TV, que dedican una importante parte de su
tiempo a las noticias policiales. De esa manera, la inoperancia del Gobierno
Nacional a la hora de enfrentar con éxito el auge delictivo, quedará velada,
por cuanto, prácticamente, ya no se podrá informar sobre hechos policiales.
Proteger a los menores de conductas violentas y malos
ejemplos, es correcto, y cuidar a nuestros niños está muy bien.
Pero todo esto hace sospechar que, utilizando a los menores
como pretexto, se buscará impedir que la opinión pública se entere de la
incapacidad de las autoridades del Ministerio del Interior para enfrentar la
inseguridad y la violencia.
Difícilmente pueda haber una intención más espuria si, lo
que se pretende, es utilizar sutilmente a los más pequeños para manipular a la
opinión pública.
Sería un subterfugio recusable.
Muy recusable.