Desde el año 92 conseguí que mucha
gente cuente conmigo como una opción segura para no quedar a pie.
Tuve una gama muy variada de clientes que detallaré pero además la
mayoría de ellos se convirtieron en confidentes y compañeros de
ruta.
- Los que tienen auto y se les rompe.
- Los que tienen vehículo y mucha
actividad entonces me encargan que lleve a la madre porque no tienen
tiempo.
- Los que se lucen llegando a su casa
en Remise.
- Los que están enfermos y concurren
al médico en auto.
- Las que terminan su trabajo nocturno
y regresan a rescatar sus hijos o van a control en policlínica.
- Los que salen una vez al mes a cobrar
en auto y aprovechan a hacer los mandados.
- Los que usan mi auto como mandadero
para actividades externas a la fábrica.
- Las novias que me piden adornar el
auto y llegan a la iglesia media hora tarde porque recorremos lugares
sacando fotos, al igual que las quinceañeras.
- Los que llevo a fiestas y bajan una
cuadra antes porque si llegan en remise van a decir que tienen plata.
- Los que me llaman solo cuando llueve
y exigen que no les falle.
- Personas de fuera de la ciudad que me
piden las espere en agencias cuando lleguen.
- Peones rurales que una vez al mes
hacen surtido y no lo pueden llevar en moto.
- Personas de la ciudad que tienen
dificultades para movilizarse y muchas otras que cuentan conmigo a
cualquier hora y todos los días del año.
Comenzaré por los clientes con auto y
mucha actividad. Aquí debo incluir a las tres “lindas” señoras
mayores que llevo desde 1997, a un hogar de ancianos diurno. Cada día
es un misterio porque las llevo de a 2 y de martes a viernes llevo 3.
La vuelta es en distinto horarios cada una. Esto me implica un
control muy estricto porque los precios cambian si llevo 1, 2 o 3.
Además son muy estrictas con el control de MIS horarios ya que
piensan que solo vivo para ellas. He llegado a poner despertador para
acordarme. Son divinas y cariñosas pero una de ellas me pone
permanentemente a prueba con los horarios, nunca quiere venir sola
porque le sale más y además no le gusta que la busque otra persona
si no estoy. Hace ya años que tengo este trabajo “fijo” porque
los hijos de mis tres clientas tienen múltiples trabajos en oficina,
campaña y/o política. Quizás por ello son preferidas y organizo mi
casa y mis viajes para tratar de no fallarles nunca. Además hay un
pequeño detalle: con lo recaudado cubro parte importante del
mantenimiento del auto. Las tres tienen hijos/as que pagan
religiosamente y semanalmente que son dos cosas importantes y
necesarias (además es poco común).
Las tres me cuidan y me dan consejos de
todo tipo, así que los viajes se hacen cortos y agradables. Con
ellas y con muchos otros clientes pasa que siento el auto como un
lugar privado para charlar sin inconvenientes y gracias a ello una se
entera de “cada cosa”. Los remiseros debemos ser “sordos”,
“ciegos” y si podemos “mudos” para no tener problemas. Quizás
eso hizo aparecer mi necesidad de escribir. Este trabajo antedicho
concluyó luego de un año y medio, en junio de 1998 porque 2 de
ellas quedaron internadas permanentes en el Hogar y la tercera pasó
a otro lugar por problemas de enfermedad y tratamiento especial.
La verdad que las extraño mucho y por
ello les hago a veces una pequeña visita. En el año 2003 ya hay 2
de ellas que me miran desde el cielo y me guían como lo hacían
cuando las llevaba. Una de ellas me regalaba jazmines (que sabía me
encantan) y me tejía bufandas de invierno (que hasta hace poco
usaba) expresándome así su afecto. Ciertamente que ellas fueron
parte importante de mis comienzos y atesoro su recuerdo haciéndoles
este humilde homenaje recordándolas.
Cada familiar sabrá de quién se trata
y va para ellos mi agradecimiento.
Gracias por haberme confiado a sus
mamás, fue un placer sentirme acompañada por ellas y las añoro.
Por: Raquel Oudri de
Allío.
Publicado en Periódico Verdad el 28 de setiembre de 2007.
Publicado en Periódico Verdad el 28 de setiembre de 2007.