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| Perteneciente a las Iglesias Evangélicas Valdense del Río de la Plata e Italia |
CULTO: Domingo 26 a la hora 10.
ESTUDIO BIBLICO: Martes 28 a las
17 horas en el salón.
LIGA FEMENINA: Sesión mensual
miércoles 5 de noviembre a las 16 horas.
MEDITACIONES BÍBLICAS EN EL HOGAR
DE ANCIANOS: Se continúan realizando los segundos lunes de cada
mes.
LA REFORMA
“No hay otro fundamento” “Nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto el cual, es
Jesucristo” 1ª Corintios 3:11
El mes de octubre en la tradición
protestante se recuerda como el mes de la Reforma. Con esta expresión
se señala el movimiento iniciado por Martín Lutero, un monje
agustino que el 31 de octubre del año 1517 clavó en la puerta de la
Iglesia del Castillo de Wittermberg, sus famosas 95 tesis. En efecto
Lutero inicia su revolución en cuanto a la comprensión de la fe, a
partir de una nueva lectura e interpretación del texto de Romo
sentimiento en relación anos 1:17 “El justo por la fe vivirá”.
Es esta frase la que despierta en Lutero un nuevo sentimiento en
relación con la justificación. Es decir, una nueva comprensión de
lo que significa la justicia de Dios. La justicia de Dios no
significa la aplicación de código legal a los actos y obra de los
creyentes, sino justamente la gracia abundante de Dios que nos recibe
por fe y a partir de la gratitud y no de la búsqueda de una
recompensa celestial por nuestras buenas obras. La doctrina reformada
pondría luego uno de los pilares básicos que también nosotros hoy
debemos volver a pronunciar y a asumir en nuestra condición de
cristianos, de iglesias que pretenden ser testigos en el mundo del
Evangelio de Jesucristo. Y ese pilar estará dado por la base de
nuestro título, no hay otro fundamento referido al texto de 1ª
Corintios 2:11. El fundamento que no puede cambiarse sin
desnaturalizar nuestra fe, es el señorío de Cristo. A El estará
sometida la vida de fe de la iglesia y e los creyentes en particular
.No hay otro fundamento significa: nuestra vida puede construirse a
partir de nuestra confesión de fe en Jesucristo No hay otro señor
ni sistemas, ni enseñanza, ni estructuras institucionales o mentales
que puedan aparecer compitiendo con Cristo. Es a El que debemos
nuestra fidelidad y testimonio.
