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(Familia Borgogno-Arce. Foto tomada de El País) |
Tras cumplirse el pasado 16 de
noviembre, 20 años de la expulsión de la escuela pública de los
hijos del matrimonio Borgogno-Arce, residentes en Tarariras, Colonia.
Éstos envían una carta abierta a los medios, la cual transcribimos
a continuación:
Carta Abierta de la Familia Borgogno
Arce.
Tarariras, Departamento de Colonia,
Uruguay.
Derechos Humanos,
Derechos de todos…
Este 16 de noviembre de 2014 se
cumplieron 20 años de la expulsión de nuestros hijos de la escuela
a la que concurrían.
El comienzo de un hecho tan absurdo que
las agencias de noticias internacionales que cubrieron el mismo, lo
calificaron como “único en el mundo”, porque no había
antecedentes de un caso similar:
Nunca un Estado democrático había
quitado todos los Derechos civiles a 5 niños.
Se quedaron sin Derecho a la Educación,
a la Salud, a la Asistencia Social, al Deporte y Recreación.
Durante más de 11 años fueron
borrados de la sociedad.
Esto sucedió aquí en Uruguay y en
pleno proceso democrático.
Tal vez muchos lo recordaran como el
“caso Borgogno” o el “caso de las vacunas”. O tal vez como el
caso de “los padres que se niegan a vacunar a sus hijos”, como
falsamente quisieron imponer en la opinión pública los responsables
de este vergonzoso y aberrante hecho de nuestra historia.
Así lo quisieron imponer para
confundir y ocultar su responsabilidad en la persecución a nuestra
familia.
Pero felizmente, y tras una tenaz lucha
de más de 11 años, el 7 de marzo de 2005 el Ministerio de Salud
Pública debió acatar la ley y exonerar a nuestros hijos de las
vacunas, tal y como nuestros médicos lo habían pedido durante todo
ese tiempo. Y con ello, nuestros hijos recuperaron sus Derechos.
Este hecho fue posible también,
gracias al apoyo y solidaridad de múltiples actores sociales, como
aquellos periodistas que informaron del caso y llevaron la verdad a
todos los rincones de Uruguay.
La parte que pocos conocen, es que a
partir de esta devolución de los Derechos de nuestros hijos, nuestra
vida particular, familiar y social había quedado devastada, al haber
padecido por parte del Estado y por tan extenso lapso de tiempo, la
difamación pública, denuncias judiciales, intentos de quitarnos a
nuestros hijos y vacunarlos por la fuerza, forzándonos a un exilio.
Otro hecho emblemático de esta historia: el primer y único exilio
en plena democracia.
Pero pese a que el Estado había
reconocido su ilegalidad y corrigió su actuar, no acudió en la
reparación de los daños y en el juzgamiento a los culpables de este
hecho, por lo que debimos iniciar una demanda.
En la misma se señalaba en diversos
informes técnicos, sobre las graves consecuencias que podíamos
padecer si no se nos asistía con urgencia.
Lamentablemente lo advertido ocurrió y
nuestra pequeña hija Yasimara, desarrolló un cáncer letal, que le
arrebató la vida a sus 13 años.
El informe médico incorporado al
expediente, señalaba el origen y desarrollo de esta enfermedad como
consecuencia directa de la persecución por parte del Estado, de
todas y cada una de las situaciones vividas desde su nacimiento.
También radicamos la denuncia ante la
Comisión Interamericana, para no dejar impune este gravísimo
atentado a los Derechos Humanos.
Este tiempo trascurrido nos ha servido
para comprender mejor que solo hay dos mundos posibles: el del poder
de la Justicia o el de la justicia del poder.
Este último, asociado a los momentos
más oscuros de la historia de nuestro país, donde se generaron
hábitos, conductas y formas de proceder impunes que aún continúan
y que afloran en casos como el nuestro y el de tantas personas que se
ven expuestos a diario, a estos mecanismos perversos e injustos.
Estos hábitos y conductas impunes,
tienen su raíz en la carencia de valores éticos, de salud afectiva.
Y solo es posible liberarse de ellos si
se asume con responsabilidad, conciencia y mucho esfuerzo, el rol que
cada uno tiene en la historia y sociedad de este país.
Nuestro caso fue, es y será un vivo
ejemplo de esto, no solo por los daños ocasionados, sino también
por la resolución del mismo, donde justamente, cada uno, asumiendo
el rol que le correspondía, lograron liberar a nuestra Familia de
tan trágico hecho.
Hoy nos encontramos trabajando en
diversos proyectos sociales y educativos para ayudar a construir en
los niños conocimiento y conductas de convivencia pacífica y
afectuosa en sus comunidades.
En esto estamos porque a pesar de todo
lo vivido, consideramos que ser positivos es una conducta ética que
debe preservarse más aún en los momentos difíciles.
El hecho anecdótico de esta actitud,
es que mientras esperamos que el Estado asuma su responsabilidad en
repararnos y juzgar a los culpables, nuestros hijos aportan esta
labor social y educativa en la misma escuela de donde fueron
expulsados, hace ya 20 años atrás…..
Familia Borgogno Arce
También se ha creado el sitio
www.familiaborgogno.com por la conmemoración de esta fecha.
El mismo cuenta con diversa y detallada información sobre este caso,
sobre esta historia de vida.