A través de fuentes de estudio,
documentación escrita, tradición oral y vestigios arqueológicos
nos podemos acercar a las costumbres de nuestros antepasados, en esta
ocasión a sus juegos.
Antes de salir a jugar Juan relató una
leyenda de un pequeño árbol perdido, después los más pequeños,
junto con las madres que compartieron la actividad, salieron a buscar
a un ejemplar del árbol de la leyenda, un peje o sombra de toro con
una moña azul, el que lo encontraba se lo llevaría a su casa, para
plantarlo y cuidarlo mucho, el alumno Nahuel Soria lo encontró
oculto entre las ramas de un arbusto florecido, con su Tablet
fotografió todo el proceso de plantado junto a sus padre.
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(Izquierda: Nahuel encontró el peje con la moña azul. Derecha: Nahuel lo planta con su padre en su casa) |
Después de realizado este taller
lúdico, los alumnos agrupados en equipos integrados por todas las
clases, elaboraron un informe sobre el mismo y luego lo expusieron a
sus compañeros.
De esos textos hicimos uno para
compartir nuestras vivencias.
"Vinieron Ayelén y Juan Carlos,
el 5 de noviembre, a enseñarnos como se divertirían los charrúas
así como los materiales y construcciones de algunos de sus juegos.
Nos presentaron los siguientes
juegos y juguetes: carreras, lanzamiento de boleadoras, plumerillos,
muñecas, tiro con arco y flecha.
Las muñecas las
hacían con fibras vegetales, palitos, flores y otros elementos de la
naturaleza.
Los plumerillos, nos
gustó mucho jugar con ellos, se hacían con dos plumas que se
colocaban con sus curvas opuestas sobre el extremo de un palito de
ceibo, por tener una madera liviana y luego se lanzaban hacia al
aire, se hacían varios tiros para ir probando las mejores posiciones
de las plumas. Es un juego divertido y fácil de hacer, hay que
tirarlo para arriba y va cayendo girando como un helicóptero.
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(Miriam, una mamá, con Priscilla y Lían con sus plumerillos) |
Las boleadoras, los indígenas
las usaban para cazar, pero también había boleadoras muy pequeñas,
de 3 o 4 cm de diámetro posiblemente para los más pequeños. Las
boleadoras podían ser de dos o de tres bolas, estaban también
talladas que demostraba su conocimiento aerodinámico. Tallaban unas
piedras lenticulares que al lanzaba podían alcanzar 300metros de
distancia.
Al juego con las boleadoras lo
hicimos en el patio en grupos de tres, teníamos que girar las
boleadoras por arriba de nuestras cabezas y arrojarlas a un palo, el
equipo que lograba enroscarla en el palo ganaba un punto, esas
boleadoras eran de arena.
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(Ángel pronto para lanzar. Sofía enlazo el poste!!!) |
Arco y flecha,
también nos gustó jugar al tiro al blanco, para eso
usamos un arco y una flecha teníamos que apuntar y tirar con fuerza
la flecha para acertar al dibujo del tiro al blanco en la
espumaplas,todos tiramos un tiro y creíamos que era más fácil, muy
pocos acertaron, pero igual nos divertimos mucho".
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(Priscilla ayudada por Juan para tirar al blanco. Natasha y Martín muestran sus aciertos) |
Otro de los juegos que presentó Ayelén
se refería a fauna nativa, los alumnos portaban en su espalda la
imagen de una especie animal, debían de a pares hacerse preguntas,
uno al otro, el que adivinaba que animal llevaba a su espalda Ayelén
se lo colocaba en su pecho.
Todos jugaron y aprendieron, pero había
una gran consigna a seguir que hacía referencia a los valores
indígenas. Así lo expresan los distintos grupos:
"No mentir, ser buenos y no pelear si
uno gana; ser honestos.
Todos los juegos eran lindos,
divertidos y se construían con materiales naturales.
Gracias por todo lo que nos enseñan
Ayelén y Juan".