El miércoles 24 de diciembre por la
noche, fue impresionante la cantidad de gente que se juntó en la
plaza Joaquín Suárez. En su gran mayoría eran grupos de jóvenes
que charlaron, bromearon y tomaron. Es lógico, estaban felices,
festejando navidad y ésto es un buen pretexto para tomar, el
problema es cuando se toma de más y se desata el descontrol.
Por la mañana del 25 aparecieron
botellas y vidrios rotos por doquier, pero no solo algunos, sino
muchos... en donde hay vereda, sobre el césped y en las calles
alrededor de la plaza.
¡Como habrá sido el tema!, que hasta
un cuchillo encontró el personal del Municipio que limpió la plaza
luego de ese caos.
La pregunta clave es: ¿No hay forma de
controlar ésto? Porque al parecer ya había ocurrido un desorden
similar la noche de veda electoral el 24 de octubre y salió un comunicado de que tomarían medidas, pero por lo visto todo sigue
igual, nuestra ciudad sigue siendo “tierra de nadie” y hasta que
no pase una desgracia parece que va a seguir todo igual.
