De la mano de Juan Carlos Borgogno
aprendimos sobre el conocimiento del universo que tenían nuestros
antepasados. El mismo se ve reflejado en los vestigios arqueológicos
encontrados en nuestro suelo.
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(Arriba: Juan presentando las imágenes. Abajo: Docentes y alumnos junto a Juan Carlos) |
Así lo cuentan los alumnos de:
inicial, 1º y 2º año.
“La leyenda del abuelo Berá”
Un joven charrúa estaba enamorado
de una hermosa mujer de otra comunidad, y le propuso que vivieran
juntos. Ella le dijo que antes de vivir juntos tenía que atrapar al
ñandú, abuelo Berá, porque él conocía el secreto de la felicidad
eterna, entonces ellos y toda la tribu serían felices.
Después el joven preparó su mejor
boleadora “lai detit”(en lengua charrúa significa boleadora de
tres bolas) y buscó durante muchos días al abuelo Berá, al décimo
día lo encontró en una noche sin luna, pero Berá brillaba en esa
oscuridad, tiró la boleadora pero no pudo atraparlo porque el abuelo
era muy astuto y salió volando entre dos arroyos del cielo. Dejó un
gran polvo luminoso y su pata en el cielo.
En ese momento el abuelo Berá lanzó
un hechizo que convirtió al joven y a la tribu en piedra.
La boleadora sigue viajando y cuando
atrape al ñandú Berá se romperá el hechizo y todos tendrán la
felicidad eterna.
La leyenda en dibujos
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(Arriba: El joven encuentra al ñandú Berá. Abajo: El abuelo Berá vuela hacia el cielo) |
Los alumnos de 3º, 4º, 5º y 6º
años, así se expresan.
Conocimiento astronómico
Los indígenas tallaban símbolos en
piedra y realizaban pinturas que mostraban los cambios que ellos
observaban a través del tiempo.
En las pictografías vemos líneas
poligonales que utilizaban como referencia de períodos de tiempo, al
igual que nosotros utilizamos los días, semanas, meses, etc.
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(Pictografías de nuestros aborígenes) |
También Juan Carlos nos mostró una
gran escultura en piedra creada por los charrúas muy probablemente
utilizada como calendario.
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(Vestigio lítico: grabado en piedra) |
Los charrúas observaban el cielo y
reconocieron constelaciones.
La que tenían con mayor referencia
era la constelación de Orión, que desde el hemisferio sur se ve de
una forma particular. Uniendo los puntos se puede formar la imagen de
un ñandú entre dos arroyos y las tres Marías serían tres
boleadoras que intentan alcanzar al ñandú.
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(Arriba: Pictografía “El ñandú entre dos arroyos”. Abajo: La imagen del ñandú superpuesta en la constelación de Orión) |
Descubrimos que ellos eran muy
sabios
Que aprendían observando y
registrando los cambios temporales. Y nos sirvió para reflexionar
que desde nuestro hemisferio, las cosas se ven diferentes.
¡Muchas gracias Juan!
Docentes y alumnos agradecen también
al Municipio de Tarariras por el préstamo del cañón que permitió
la perfecta visualización de la presentación de las imágenes
referidas a los vestigios arqueológicos y a las del universo
estelar.