A las 8:30 comenzábamos con los
aprontes para la clase práctica de “Flora Nativa” en la Escuela
Nº142, dando inicio al 3er circuito mensual del Proyecto “Ser
Nativos”.
La introducción dio paso a la leyenda.
La misma cuenta que en nuestras tierras, cerca de un arroyo, se
jugaba el torneo de un antiguo deporte que se jugaba con una gran
bola de piedra. El equipo de los Nativos sorprendió al equipo de
los Gigantes, ganándoles por un tanto. Los gigantes quisieron
atacarlos, pero intervino el Gran Espíritu del Bosque y convirtió a
todos en árboles. Pero aún, en la actualidad, los Nativos continúan
siendo amenazados por los Gigantes...
Esta leyenda marcó las preguntas y el
orden de la plantación. Para los niños de 4º, Chal Chal y Arrayán,
debían permanecer juntos porque así lo indicaba su amistad de
leyenda. Con el permiso del nuevo alcalde de Tarariras, Sergio
Bertón, 5 árboles nativos fueron plantados por los niños en el
parque de AFE.
En la Escuela Nº38 fue con los
pequeñitos de jardinera y 2º. Otra vez la leyenda disparó
muchísimas preguntas. Magaluna (Guardián de los Sueños en lengua
Charrúa), el montecito escolar, los vio llegar en bandada; pero aquí
los arbolitos no fueron los principales protagonistas, sino una isoca
que gozó de los mimos y la casita de barro que le ofrecieron los
pequeños.
Como ocurre cada vez en nuestras
visitas al Centro “Somos Iguales”, la alegría de los alumnos
iluminó la jornada. La dedicada prolijidad en la plantación sin
embargo no monopolizó el debate, que se detuvo más en los sabores
de helados, chocolate y divertidas anécdotas sobre dolores de muela
a causa de estas delicias.
Aarón Anchorena, quién amaba los
parques, debió sonreír cuando en su escuela iniciábamos la
plantación del bosquecito nativo. También Don José Artigas cuando
en el pozo para el Ibirapitá, llovieron papelitos con los sueños de
cada niño, que alimentará sus raíces.
(Los niños de la Escuela Nº79, sus sueños junto al de Artigas) |
Al mejor estilo Charrúa, la visita a
la Escuela Nº33, se inició cumpliendo con el trueque entre alumnos
y educadores: dos arazás por una bolsa de guayabos fue el justo
acuerdo. Después fueron los hechos, saberes, valores y sembrados por
la leyenda “La Bola Perdida” la plantación terminó con
una recorrida de reconocimiento de flora, en dónde pudieron
identificar 8 especies nativas.
Una confusión de correos, hizo que la
Escuela Nº14 nos esperara con todo el material para el taller de
cerámica, cuando nos vieron llegar muñidos de palas y árboles para
la clase de “Flora Nativa”. Aunque esto no fue obstáculo para
que disfrutáramos del diálogo, leyenda y armado del montecito. La
despedida fue en lengua Charrúa dicho por Mauricio, descendiente de
nuestro pueblo, el cual compartió esta jornada: M HUAMA M HINCHALA:
Tu mí amigo, tu mi hermano.
Dos grandes papelógrafos repletos de
saberes populares sobre meteorología, trasmitido por familiares de
los alumnos, nos esperaba en la Eescuela Nº54. Tacuabé, de apenas 2
meses pasó en los brazos de Karina, la madre de un alumno para que
Daiana, la madre del pequeño, pudiera narrar la leyenda y así
mantener la formidable tarea de los alumnos en que permanezca viva la
sabiduría mediante la memoria oral.
(Daiana narra una leyenda milenaria en la Escuela Nº54) |
Salvo esta escuela, quién ya va por el
3er año en este proyecto, en las demás se plantaron árboles
nativos sembrados y cuidados por integrantes de Casa Pueblo en el
vivero que donó Fundación Gurí de la colonia de uruguayos en
Australia, quienes no se olvidan sus sentimientos, sus raíces. Por
eso depositan sus esperanzas en este proyecto para que cada vez menos
uruguayos emigren de esta hermosa tierra.