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Perteneciente a las Iglesias Evangélicas Valdenses del Río de la Plata e Italia |
CULTO: Sábado 14 a las 19 horas
seguido de Asamblea Anual.
ROPA: Jueves 13 desde las 15
horas.
TALLER DE AUTOESTIMA: Viernes 13
desde las 14 horas a 19 con descanso y merienda. El mismo estará a
cargo de las asistentes sociales Eunice Arias y Blanca Armand Pilon.
Se invita a todas las mujeres que deseen asistir en nuestro salón de
calle Rosario.
LA REFORMA
“No hay otro fundamento”.
“Nadie puede poner
otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.”
1ª Corintios 3:11.
El mes de octubre en la tradición
protestante se recuerda como el mes de la Reforma.
Con esta Expresión se señala el
movimiento iniciado por Martín Lutero, un monje agustino que el 31
de octubre del año 1517 clavó en la puerta de la Iglesia del
Castillo de Wittenberg, sus famosas 95 tesis. En efecto Lutero inicia
su revolución en cuanto a la comprensión de la fe, a partir de una
nueva lectura e interpretación del texto de Romanos 1:17 “El
justo por la fe vivirá” Es esta frase la que despierta en
Lutero un nuevo sentimiento en relación a la justificación. Es
decir, una nueva comprensión de lo que significa la justicia de
Dios. La justicia de Dios no significa la aplicación de un código
legal a los actos y obras de los creyentes, sino justamente la gracia
abundante de Dios que nos recibe por fe y a partir dela gratitud y no
de la búsqueda de una recompensa celestial por nuestras buenas
obras. La doctrina reformada pondría luego uno de sus pilares
básicos que también nosotros hoy debemos volver a pronunciar y
asumir en nuestra condición de cristianos, de iglesias que pretenden
ser testigos en el mundo del Evangelio de Jesucristo. Y ese pilar
estará dado por la base de nuestro título: no hay otro fundamento
referido al texto de 1ª Corintios 3:11. El fundamento que no puede
cambiarse sin desnaturalizar nuestra fe, es el señorío de Cristo. A
El está sometida la vida de la iglesia y de los creyentes en
particular. No hay otro fundamento significa: nuestra vida puede
construirse a partir de nuestra confesión de fe en Jesucristo.