Permaneciendo en la
Gracia de Dios
“...Pablo y Bernabé les
persuadían que permaneciesen en la gracia de Dios.” Hechos
13,43.
Estos 500 años de Reforma Protestante
nos une a muchos hermanos y hermanas de todo el mundo en celebración.
Como valdenses, damos gracias a Dios por ser parte de este relevante
movimiento no sólo con nuestra adhesión formal en 1.532 sino
también como precursores e inspiradoras de un sueño que se hizo
caminata y que se inició más de 300 años antes con Valdo.
Ese sueño continúa... y nos sigue
vinculando en la defensa por la libertad, en la protesta por la
coherencia cristiana y en las ganas de reformar y transformar
nuestras vidas a la luz del llamado de Jesucristo, a seguir sus
pasos, permaneciendo en la Gracia de Dios.
Jesucristo renueva su llamado. Si en el
pasado no fue fácil, ahora tampoco lo es. Con nuevas características
y formatos, seguimos viendo hechos de injusticia y dolor... ante el
sufrimiento humano donde millones no tienen un lugar de pertenencia,
ni un proyecto de vida. Donde hay manifestaciones de intolerancia y
discriminación hacia lo diferente, y donde aún el acceso a los
derechos más básicos es cercenado... ante el sufrimiento de la
creación como consecuencia de los abusos y maltratos que son
resultados de la avaricia y la falta de límites humanos.
Frente a estos y tantos hechos de
injusticia, el legado de la Reforma nos exhorta a ser una iglesia
inclusiva, tolerante, que se reforma y transforma a la luz de las
Escrituras.
Nos convoca a continuar permaneciendo
en la gracia de Dios, así como permanecieron quienes nos
antecedieron en la fe y arriesgaron sus vidas por la causa del
Evangelio, superando aquellas barreras que aún nos impiden proclamar
con fidelidad la verdad del Evangelio.
¡Que esa Gracia abundante, generosa,
desmedida y desbordante nos transforme y haga crecer nuestra fe, nos
haga más protestantes, nos anime a reformar nuestras vidas y nos
libere de toda opresión!