Los ex remitentes a la desaparecida
empresa láctea Pili, emblemática como otras de Paysandú, no
quieren saber absolutamente nada de volver a su origen en caso de que
algún inversor tomara el riesgo de reflotar ese emprendimiento. Eso
es lógico y previsible: han encontrado la imprescindible estabilidad
en Claldy, adonde remites desde hace varios meses a plena
conformidad.
Pili dejó de operar hace exactamente
un año, cuando solicitó el concurso de acorredores y dejó un
pasivo de US$ 60 millones de los cuales dos tercios le debe al Banco
de la República.
La Liga de Defensa Comercial y el
síndico acordaron contratar un pequeño grupo de ex empleados para
el mantenimiento de la infraestructura industrial. El resto de los
obreros fueron enviados al seguro y se logró una extensión del
mismo que pronto se extinguirá.
A los productores remitentes se les
quedó debiendo las remisiones de dos meses y, actualmente, ya
consideran que eso es incobrable.
Durante más de medio año hubo un
silencio absoluto, fiel indicador de que el tema Pili estaba
completamente cerrado al no aparecer ningún potencial inversor
creíble.
Sin embargo en las semanas recientes se
enunció un nuevo llamado a interesados e incluso se ha vuelto a
mencionar el interés manifestado por una empresa brasileña y,
quizá, alguna otra extra regional. Desde el Banco de la República
se ha venido enlenteciendo el remate público de la infraestructura
de la desaparecida Pili, situación que hubiera conducido a un
producido irrisorio como suele ocurrir en esas circunstancias. Sin
embargo, mucho tiempo ha transcurrido y si en este llamado no se
logra avanzar, seguramente la subasta a precios de oportunidad será
el destino seguro.
Fuente: TodoTambo.