Darío Jorcín es el principal de la cabaña “La Muesca”, una de las más prestigiosas del país, y quizá sea más conocido por los rotundos triunfos obtenidos en las grandes exposiciones. Es también un empresario muy exitoso que lleva adelante varios tambos y, por lo tanto, es referente fuerte de la lechería nacional. Jorcín dijo, durante nuestra charla, que le pediría al próximo gobierno que sea lo más eficiente, lo más honesto y lo más dedicado a los ciudadanos posible; que defienda al ciudadano y no tanto que se defienda a sí mismo. En el último mes, le han ofrecido cuatro o cinco tambos y aunque declinó porque sostiene que ya no está tan joven para seguir invirtiendo, lo ocurrido le da pie para afirmar que hay desánimo de muchos productores.
A continuación compartimos su nota en dicho ejemplar:
NO ES CONSEJO PARA NADIE, PERO… POR ESTE LADO LE ENCONTRAMOS LA VUELTA
Darío Jorcin es el principal de la cabaña “La Muesca”, una de las más prestigiosas del país, y quizá sea más conocido por los rotundos triunfos obtenidos en las grandes exposiciones. No obstante, es también un empresario muy exitoso que lleva adelante varios tambos y por lo tanto es referente fuerte de la lechería nacional. El reciente resonante triunfo obtenido en muestra Holando de la Exposición del Prado, no es más que una excusa para conversar de los grandes temas del sector y profundizar en ellos.
Darío le pediría al próximo gobierno que sea lo más eficiente, lo más honesto y lo más dedicado a los ciudadanos posible; que defienda al ciudadano y no tanto que se defienda a sí mismo. En el último mes le han ofrecido cuatro o cinco tambos y aunque declinó porque sostiene que ya no está tan joven para seguir invirtiendo, lo ocurrido le da pie para afirmar que hay desánimo de muchos productores. Para él lo financiero no es el principal problema, sino la escala y un nivel de capacitación insuficiente. Asistió a la charla de representantes de los partidos políticos realizada en la Expo Prado y comprobó que se sigue hablando de los mismos temas que hace treinta o más años, sin encontrar soluciones.
Yo no lo voy a resolver, dice Jorcín. Lo mío es navegar en las aguas que me tocan y buscar una ventaja donde pueda, con una escala importante, intensidad también importante, tratando de innovar. Por eso empezamos con la cama caliente, a encerrar vacas hace mucho tiempo, con la cabaña, tratando que nuestra genética sea mejor, apuntando a automatizar procesos, intentando capacitar cada vez más a la gente, y teniendo una productividad por hectárea mayor. Por ese lado le vamos encontrando la vuelta. No es consejo para nadie, pero en definitiva es como uno lo ha podido hacer.
Para Darío el encalado y el riego son dos palancas que no pueden dejarse de lado. Pero vamos al diálogo, que no tiene desperdicios. Disfrútenlo.
Muy contentos. Ha sido un hito para nosotros porque si bien habíamos tenido grandes campeones en el Prado, tanto en SH como en pedigrí, esta vez nuestra vaca SH ganó como Suprema; eso realza más lo que es este animal y como viene trabajando la cabaña “La Muesca”. Corresponden las felicitaciones para los cuidadores y el cabañero, que han hecho un muy buen trabajo de presentación.
Hablemos de la vaca Campeona Suprema.
Se trata de una vaca de cinco años que ya había ganado en el Prado del año pasado, o sea que ya lleva dos Grandes Campeonatos. Tiene una muy buena calificación, con cuatro partos, es tremendamente fértil, parió muy joven y tuvo muy temprano su primera lactancia. Posee una ubre excepcional, de la cual el jurado habló muy bien, por la colocación de pezones y con un ligamento medio muy bueno.
Está en tres ordeñes, es una vaca de más de cincuenta litros, con buenos sólidos también. Físicamente es una vaca mediana, muy ancha, con muy buenas costillas, camina excepcionalmente bien. Es la vaca ideal. Ojalá logremos muchas como ella: fértil, da mucha leche, muchos sólidos, buena locomoción, excelente postura de ubre y, aparte de todo esto, es linda… Tiene todos los atributos!!!
Siempre recuerdo a la “Cuca”.
Sí!, aquella era una vaca excepcional que ganó tres Grandes Campeonatos en la Expo Prado. En aquella época no se elegía la Campeona Suprema, si no también hubiera ganado seguramente.
Ganó doce exposiciones como mejor ubre, once exposiciones como Gran Campeona. De las mejores vacas del Uruguay.
Esta de ahora, para ser una vaca SH tiene su gran importancia, porque son muchos los productores que tienen SH en sus casas: es una vaca muy buena que refleja que mucha gente la puede llegar a conseguir. Claro está, hay que cuidarla, tratarla bien, pero en Uruguay tenemos una gran tradición por los anima- les y se sabe que hay vacas en muchos tambos que serían para presentar pero no se animan. Esperamos que esto sea un impulso para que otros se animen a llevar sus SH y puedan competir con las pedigrí de igual a igual.
¿No es habitual que una SH llegue a ser Suprema?
Para nada. Había pasado sólo una vez con una vaca de “El Grillo” de Pepe Gurgitano. De manera que esta ha sido la segunda vez que pasa algo así. Es difícil de lograr porque no se sigue todo el árbol genealógico como ocurre con las pedigrí, donde uno conoce los abuelos y bisabuelos, de qué familia viene por parte de madre y también le calcula que puede tener una descendencia mejor.
En este caso hay que fijarse muy bien de terneras como son, qué ubre tienen, como evolucionan y, luego, elegirla y cuidarla. Tengo, por suerte, gente muy idónea trabajan- do detrás de todo esto, que le gustan mucho las vacas y que las quieren. Es una satisfacción muy grande.
¿Hay buen equipo en “La Muesca”?
Ciertamente. Tengo a Julio Antognazza que es el genetista y nos ha ayudado junto a otros, como el vasco Golzarri, que era un veterano que en mis comienzos allá en la década de los ochenta, hace más de cuarenta años, nos ayudó mucho también.
Asimismo, están todos los ordeñadores, los cuidadores de las vacas, los que las presentan, las peinan, etc. Un conjunto de personas que son los que trabajan, tienen la camiseta puesta, y son responsables para que esto suceda. Y también estamos nosotros, que nos gustan mucho las vacas y que de esto vivimos.
¿La Muesca estará en la Exposición de San José?
Así es. Llevamos ocho vacas al Prado, 4 SH y 4 pedigrí, además de dos toros y una ternera. A San José llevare- mos algunos menos. En lugar de dos toros, uno solo. Irán tres vacas SH y otras tantas pedigrí. También lleva- remos un ejemplar para la venta dado que allí hay comercialización de vaquillonas estrellas, y tenemos una muy linda que está preñada y que vamos a esparcirla, digámoslo así, para que algún otro productor se anime a continuar con la crianza de ganado Holando.
¿Cómo ves el momento de la lechería nacional?
Climáticamente mucho mejor de lo que fueron los años anteriores, con precios relativos acordes, pero es un momento muy difícil para mucha gente.
La seca pasada fue muy grande, mucha gente quedó con heridas profundas en el sector. Hay un endeudamiento importante, cuesta salir en un país caro para vivir, si bien los precios relativos de la leche con respecto a los granos y a las pasturas, fertilizantes y agroquímicos, en general, permiten seguir compitiendo y la materia prima anda bien. Pero el costo de vida es muy alto. Es caro mantener las camionetas, la maquinaria, hubo y hay deudas importantes porque la sequía pegó fuerte en varios lados, hay inversio- nes que se hicieron no con toda la financiación acorde, las tasas de interés subieron, de manera que hay muchos factores que hacen que las cosas estén real- mente complicadas.
Recientemente me han ofertado tambos porque quieren salir del sector; argumentan que falta capacitación de la gente, no hay idoneidad para trabajar en el campo, no es fácil conseguir colaboradores, la edad de los productores es bastante avanzada en general. Entonces hay desánimo.
Es un sector que yo lo defiendo muchísimo porque es competitivo, deja una rentabilidad que si bien no es acorde a todo el capital que se tiene atrás, teniendo una escala buen, es un buen negocio.
De todas maneras, es un año en el que la gente se queja y está pasando mal. Y hay una cantidad de gente que está saliendo del sector. A mi me han ofertado cuatro o cinco tambos en venta pero yo ya no estoy tan joven como para seguir invirtiendo por
varios lados. El desánimo hoy es importante. Ojalá se pueda revertir.
¿Hay gente que se quiere salir del negocio?
Sí, hay gente que no consigue operarios para trabajar, que se ha ido avejentando y los hijos o los familiares en general no quieren continuar con la empresa. El campo es un negocio que yo creo que es bueno, pero tiene sus dificultades.
Es un negocio complejo. Se manejan muchos seres vivos, no sólo la vaca, sino también todo lo que son pasturas, cultivos, ensilajes, efluentes. La rotación de los colaboradores se ha vuelto un poco mayor, enton- ces muchas veces eso produce cansancio.
Se trabaja mucho y todos los días, no hay descanso y entonces cuando se llega a cierta edad, es lógico que no se quiera continuar y se prefiera largar.
En un solo mes, recientemente, me han ofertado no menos de cuatro o cinco tambos por parte de gente que quiere salir de esta actividad.
¿Cuál es la situación de la industria?
Yo remito a Conaprole la producción de cuatro tambos y lo que se produce en los demás tambos se lo vendo a otras industrias.
La industria también está complicada. Tenemos un costo país muy elevado y eso lo siente todo el sector. Aunque hay buena historia y marca país, terminamos vendiendo leche en polvo. La gran mayoría es eso. Aún no tenemos diferenciación de productos como otros países.
Si vas a Norteamérica ves quesos especiales que valen 7 u 8 dólares el kilo, y acá lo vendes a 3 o 4 dólares con suerte. Entonces está difícil para la industria, incluso falta leche. Las grandes inversiones que hubo en Uruguay se fueron. Hay muchas industrias que tuvieron dificultades y cerraron.
Desde aquel negocio con Venezuela para adelante son varias las industrias que sufrieron y cerraron. Ya no tenemos a Pili, a Schierber Foods y otras están en muy difícil situación. Cooperativas tan viejas como Claldy han perdido muchísima leche porque la región se dedicó a la agricultura por todo lo que hablamos antes.
Sin leche la industria no puede funcionar. Con Conaprole, por suerte, tenemos una cooperativa fuerte, con productores que no están tan fuertes pero la cooperativa trabaja muy bien en intentar ayudar en todo lo que se pueda. Y esa ayuda es tremendamente importante.
Otras industrias no lo pueden hacer. Muchas veces industrias chicas tienen que competir con salarios que paga la industria grande, y entonces tienen que descolgarse y aparecen más problemas para ellas.
Es un tema bien difícil. Estuvimos en el Prado en la charla sobre lechería con asesores de los distintos partidos políticos, y se habló mucho de cosas que podríamos pensar que estamos treinta años atrás.
Seguimos dando vueltas a los mismos temas: que la gente se va del campo, etc. pero no se encuentran soluciones.
Técnicamente nos está faltando más capacitación. Nosotros los productores no hemos sido lo suficientemente eficientes.
Es difícil. Pero a mi me gustan las vacas, el rubro, y tengo una familia que me acompaña y gente dentro del establecimiento que echa para adelante.
Seguimos jugados a los commodities. Brasil continúa creciendo en producción. Las estadísticas oficiales brasileñas son claras al respecto. ¿Qué va a pasar más adelante, cuando en pocos años, si las proyecciones son exactas, ya no necesite Brasil de nuestra leche en polvo?
Puede ser. Brasil es más competitivo que nosotros. Tiene mano de obra barata. Se tecnifica a una velocidad mucho mayor que la nuestra. La verdad es que nosotros tenemos que diferenciarnos muchísimo más. Con la leche en polvo es tremendamente
difícil hacerlo. Hay que tener muchísimos otros mercados. Pero estamos lejos de los mercados grandes, excepto Brasil que es un suporte nuestro muy importante. No olvidemos que estamos en el sur de América del Sur.
En un extremo del mundo...
Tenemos fletes largos y caros para todo el mundo. Yo sé que Nueva Zelanda también está separada del mundo, sin embargo compite. Pero nosotros no le hemos sabido encontrar la vuelta. Seguramente tenemos algunos costos elevados que nos hacen perder competitividad.
Yo no lo voy a resolver. Lo mío es navegar en las aguas que me tocan y buscar una ventaja donde pueda, con una escala importante, intensidad también importan- te, tratando de innovar. Por eso empezamos con la cama caliente, a encerrar vacas hace mucho tiempo, con la cabaña, tratando que nuestra genética sea mejor, apuntando a automatizar procesos, intentan- do capacitar cada vez más a la gente, y teniendo una productividad por hectárea mayor.
Por ese lado le vamos encontrando la vuelta. No es consejo para nadie, pero en definitiva es como uno lo ha podido hacer.
¿Las industrias tendrían que explorar más a fon- do la posibilidad de generar nuevos productos?.
Lo que pasa es que internamente tenemos un mercado chico, un mercado informal grande dentro de lo
que es un mercado chico, y cuando es así cuesta desarrollar productos e innovar porque uno los prueba con su propio mercado.
En países grandes por ahí se exporta el 10 o 20% e innova con productos dentro de su propio mercado. Acá hay que exportar el 75% de lo que se produce entonces es mucho más difícil. Y no podemos olvidar que hemos tenido tres años prácticamente con un consumo alicaído porque la gente se iba a comprar a Argentina ya que estaba muy barato. Prácticamente en el litoral el consumo de productos locales debe haber disminuido un 50 o 60%.
Ni hablar cuando se iban 120 o 130 mil personas cada fin de semana a Buenos Aires a hacer compras. Eso se revirtió porque Argentina cambió su economía pero esas cosas que pasaron, más la sequía, una moneda que nos pega fuerte con un dólar barato, hacen que mucha gente diga: hace dos o tres años que no vengo ganando lo suficiente para el trabajo que esto me da y para el capital que tengo invertido.
Fijate que cuando uno hace agricultura, y muchas ve- ces lo hace en campos arrendados, invierte 500 o 600 dólares por hectárea para un determinado cultivo. Y de esa inversión gana 100 o 200 dólares por hectárea o capaz que pierde 100. Pero lo que uno mueve de plata cada seis meses para rescatar esos 100 dólares son unos 500 o 600 dólares.
En cambio para sacar esos 100 o 200 cada seis me- ses, o quizá en el año 300 dólares, hay que tener 3000 o 4000 dólares invertidos en el tambo.
Solamente de vacas hay que tener más de 2000, más las máquinas, más lo caminos, etc. Además la complejidad es totalmente otra.
Entonces la ganancia se puede obtener de forma más sencilla y eso lleva a que la gente del tambo diga: automatizo el negocio, lo hago más fácil, como lograron hacerlo en Nueva Zelanda que se caracteriza por producir mucha lechero pero sobre todo por producirla de la forma lo más sencilla posible.
Nosotros en cambio somos bien complicados porque a veces tenemos tres o cuatro sistemas en el mismo tambo. Somos un poco pastoriles, otro poco encerramos, otro poco suplementamos, hacemos de todo un poco. Y ahí perdemos algo de eficiencia. El tema es difícil. Ojalá tengamos una solución a todo esto porque veo un sector con dificultades.
¿Lo financiero es la principal restricción que tiene hoy el sector?
No, yo creo que no. Hay un problema financiero más que económico.
Económicamente el negocio no está mal. Financieramente sí, hay un problema.
Para mi hay un problema grande de escala, y de capacitación de los productores y de la propia gente que trabaja en el tambo.
Nos está faltando educación para estar trabajando en el campo. Si bien hay escuelas agrarias que funcionan muy bien, la UTU, la Escuela de Lechería, etc. funcionan muy bien, pero no tenemos escuelas y liceos ciudadanos donde se hable del campo y de la producción.
Acá en Tarariras, que es bien agrícola, con frigorífico, industrias lácteas, hay muchachos que piden trabajo y no tienen ni idea de lo que es un pique, cerrar una portera o encerrar un ganado.
No es que tengamos que educar para traba- jar, sino que debemos educar para ser ciudadanos, pero me da la impresión que está faltando un acercamiento desde el campo hacia la educación y de la educación al campo; nos está faltando capacitación en mu- chos sectores.
En lo financiero, nosotros tuvimos intereses muy bajos hasta hace tres años, los bancos prestaban plata al 3 o 4%, con tasas bien acordes. Las tasas a nivel mundial estaban muy bajas, si bien los últimos dos o tres años aumentaron, excepto esta baja muy reciente. Entonces como que la financiación está, la plata está, lo que ocurre es que no hay proyectos atractivos en la lechería como para invertir, como sí los hubo en otros sectores como el forestal.
Sin embargo, en la lechería es una plata que siempre vuelve, porque el productor lechero es cumplidor, como lo ha demostrado en los tres FFAL que ha habido. Hay fábricas o industrias que respaldan todo esto. Pero algo nos está faltando. Yo no me doy cuenta bien qué es; sí que son varios facto- res que se unen, que hacen que el sector esté un poco retraído en este momento, pero con esperan- za como siempre.
Tenemos por delante una primavera que apunta a estar mejor, con precios relativos de los granos fa- vorables, la leche está valiendo 38 o 40 centavos de dólar. Veremos qué nos depara el futuro.
¿Cómo estamos en tecnología y en transferencia?. Se habla intensamente de riego. ¿Qué piensas al respecto?
Hace ya muchos años que venimos hablando de riego y encalado. Son dos cosas muy necesarias para Uruguay. En definitiva, nos va gran parte del futuro en esto.
El encalado, digo, porque en muchos lados tenemos suelos ácidos y eso está comprobado, en leguminosas obviamente, y ahora también en cultivos anuales, en gramíneas, en festuca, hay resultados de investigación que muestran que allí también funciona el encalado.
Por otro lado, el riego, sin duda. Se trata de una in- versión muy importante que para superficies chicas, establecimientos pequeños, es muy difícil llegar a conseguirla.
Recuerdo la ley de riego, que decía que podía haber represas compartidas; se habló mucho de eso, pero después de pasar el cernidor no quedó casi nada.
Habría que hincar el diente cada vez más. Por suerte Uruguay tiene una cuenca de agua, que si bien sufrió mucho el Santa Lucía hace un año, en general hay una cuenca importante y un régimen de lluvias cada vez más errático pero suficiente.
Es mucha el agua que se desperdicia: debemos juntarla sin duda. En esto, repito, nos va gran parte del futuro.
Y los próximos gobiernos deberán afinar e invertir. Así como se desarrolló un sector forestal que no existía, se debe hacer en riego más de lo que se hace. Si bien se han hecho cosas, es necesario hacer mucho más. Hay que usar toda la experiencia que tenemos, la del arroz y la experiencia de regadores de muchos años que nos pueden ayudar mucho.
¿El Inale dio todo lo que había que dar o hay potencial para más?
Hay potencial para más. El Inale ha hecho un buen trabajo con los recursos que tiene. Los productores tenemos que meternos mucho más en políticas de lechería y trabajar más con el Inale. Muchas veces pretendemos que nos lleguen las cosas de arriba y no es así, somos nosotros quienes debemos luchar, defender, involucrar- nos más en el Inale, en la investigación, en las escuelas agrarias para que los muchachos sepan más y haya más gente que se interese en estos temas.
En el trabajo diario muchas veces no nos damos cuenta que existen otras políticas que nos darían más satisfacciones.
No vamos a abrir juicio respecto a la administración de gobierno que está terminando, salvo que tu lo desees, pero te pregunto: ¿qué le pedirías a la próxima administración de gobierno, pensando no sólo en lo inherente al Ministerio de Ganadería, sino también en la macroeconomía?
Yo creo que el tema de la moneda y del dólar es importante. Uno pretende que el Estado sea más eficiente. Cuando me hablan de un Estado más chico o más grande, no me interesa tanto el tamaño sino la eficiencia que tiene ese cuerpo.
Lo que pretendo es un gobierno lo más eficiente posible, lo más honesto posible, lo más dedicado a los ciudadanos posible.
Muchas veces sucede que en general los partidos políticos, el gobierno, se defiende a sí mismo. Y no se trata de defenderse a sí mismo, sino de defender al ciudadano.
Le pediría eso: que cada vez más defienda al ciudadano, que en definitiva somos los tres millones quinientos mil personas que estamos en este país, que por suerte vivimos en paz, que se puede vivir medianamente bien aunque hay mucha gente que la está pasando mal.
Tenemos que hincar el diente a eso porque no puede ser que uno vaya por las calles de Montevideo y vea tanta gente tirada en la calle. Eso es penoso.
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