
La noticia de la semana pasada, cayó como un balde de agua fría. De un día para otro, la planta de Yazaki en Colonia del Sacramento cerró sus puertas, dejando a 1.000 trabajadores sin empleo. La incertidumbre y la preocupación se extendieron rápidamente entre las familias afectadas, que ahora enfrentan el desafío de pagar alquileres y demás gastos, además de sostener sus hogares sin ingresos.
Ante esta crisis, la Junta Departamental de Colonia convocó a una sesión extraordinaria. Bajo la presidencia de Félix Osinaga, y con la presencia del Intendente Dr. Carlos Moreira Reisch y los diputados Mario Colman y Nicolás Viera, el tema central fue claro: ¿qué hacer para mitigar el impacto de este inesperado cierre?
El debate giró en torno a la importancia de Yazaki como fuente de empleo y desarrollo en la comunidad. La decisión de la empresa de cesar sus actividades sin previo aviso fue duramente cuestionada, al considerarse una falta de respeto a la tradición de diálogo laboral del país.
Como respuesta, la Junta resolvió instar al Poder Ejecutivo a negociar alternativas para la continuidad de la fábrica en Uruguay. Pero si el cierre resultara irreversible, propuso un plan de emergencia que incluye subsidios y ayudas económicas para los despedidos, programas de reentrenamiento laboral, incentivos para atraer nuevas empresas a la zona y apoyo psicológico y social para las familias afectadas. Además, se planteó la necesidad de exoneraciones impositivas y medidas específicas para quienes enfrentan problemas de vivienda o salud.
En un esfuerzo por evitar que situaciones similares se repitan, la Junta también pidió al gobierno que implemente un sistema de monitoreo para empresas de gran porte, de modo que cualquier cierre futuro sea anunciado con suficiente antelación y no tome a la comunidad por sorpresa.
El destino de los extrabajadores de Yazaki sigue siendo incierto, pero la Junta Departamental ha dejado en claro que no los dejará solos en esta lucha.